04/11/2009
Es evidente que un político que se deja corromper es un estafador. Por otra parte, cualquier estafador lleva la política de la corrupción en el propio ADN. Sienta muy mal, y está muy mal visto, que un tipo que es elegido para repartir el dinero de todos donde más se necesita, decida que donde más se necesita es en su persona y su entorno. Léase para trajes o para cuentas en paraísos fiscales… Estos paraísos fiscales que son como los puticlubs o las empresas de armamento: que todo el mundo sabe que existen y que los controlan mafias de diferente pelaje, pero nadie los regula… ¿Por qué? Porque los deberían de regular los políticos. Vaya: estamos ante el pez que se muerde la cola. Hemos vuelto al principio de este editorial… Pasen y lean nuestro ESTAFADOR ESPECIAL «EL NEGOCIO DE LA POLÍTICA»…
Juanjo Sáez
Javirroyo
Pepo Pérez
Liniers
Tute
Susipop
Martirena
Troche
Más Javirroyo…
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[…] El estafador: El negocio de la política […]
Bravo esta semana os habéis superado, ¿vosotros créis que alguno de estos lo leeran? un abrazo Pilar.
Mis felicitaciones al chef porque cada semana me deshuevo más.
Esta semana me quedo con la cebolla asesina y sus «vidas paralelas».
Amigos. Excelente como siempre. La única crítica para hacerles es que las tiras de Tute y Liniers, mis coterraneos, nunca tengan un pito que ver con la consigna de tapa.
Abrazo.
[…] muchos: relacionados con la economía, la vida en general, la enseñanza, deportes, la iglesia, política y, como no y entre muchos otros, el mundo del […]