EL ESTAFADOR #143: ORTODONCIA

21/11/2012

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editostafa

Si la boca fuera el Parlamento que nos representa, más que una ortodoncia necesitaría una dentadura nueva completa…. Un verdadero cambio donde el pueblo volviera a tener una representación real en las decisiones sociales, políticas, económicas, culturales. Pero esto no es así. Tenemos representates políticos como muelas agarradas de cualquier manera a un aparato de ortodoncia que le ha puesto el poder financiero. Tenemos políticos trabajando para los poderes económicos y no para la ciudadanía. Este es nuestro drama, y parece ser que de momento no se trata de una enfermedad que se cure a corto plazo, que vamos a tener estas muelas podridas por mucho tiempo. A no ser que nazcan muelas fuertes de nuevo… EL ESTAFADOR, especial Ortodoncia… Aquí, abajo…

Javirroyo

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Javirroyo

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Javi Cejas

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Peter Jojaio

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Nomdenoia

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Sistema de Monos

Ja ja ja, ¡qué risas! Bueno, pues después de la versión oficial del Gobierno y de los miedos de información, veamos cómo transcurrieron los hechos:

Me cago en la policía y en el puto respeto que les tenemos que tener. El mío os lo podéis meter por el culo, asesinos.

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Peter Jojaio

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Tamayo

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Tyto Alba

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Javier Vázquez

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Tristán e Isolda se enamoraron locamente el uno del otro cuando, por error, bebieron una pócima amorosa. Una pócima que tenía fecha de caducidad: 18 meses. Año y medio, día arriba día abajo, fue lo que nos duró a nosotros el amor. El mismo tiempo que ella llevó una ortodoncia. Tenía que haber sido menos tiempo pero sus dientes no respondieron con la velocidad que esperaban los dentistas.

Por entonces conjugábamos el verbo «enrollarse». Ahora puede sonar inocente pero encerraba todo el amor, todo el erotismo y hasta toda la pornografía de la que éramos capaces a esa edad. Nos enrollamos el día antes de que le pusieran el aparato dental. Después, pasamos varias semanas sin vernos. Ella ponía excusa tras excusa y lo que yo creía que era desinterés resultó ser vergüenza. No quería que la viera con la ortodoncia.

A fuerza de insistir, volvimos a vernos y, a pesar de sus reticencias, a enrollarnos. Cada uno tiene sus fetiches y el mío resultó ser el aparato dental. Me encantaban esos besos con regusto metálico, juguetear con la lengua entre los brackets.

Fuimos felices, al menos yo, hasta que el dentista decidió que los dientes de mi amada estaban todos en su sitio y le quitó el aparato. Lo que vino después fue el habitual final, que por entonces conjugábamos con el verbo «cortar».

Federico Montalbán

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Ricken

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Ortodoncia

Quiso darle un beso, pero ella lo rechazó. Tras unos movimientos ondulantes que recordaban a una cobra, escupió un «no» que por sí mismo ya habría matado cualquier duda. Pero por si acaso llegara a sobrevivir alguna, ella agregó: «tienes dientes de hierro. Un beso así sólo puede estar oxidado».

Esa noche en su casa se sirvió un vodka sin hielo, agarró un alicate y se encerró en su cuarto.

A la mañana siguiente su madre lo encontró desdentado y desmadejado, ebrio y sin consciencia. En la mayoría de las piezas dentales desparramadas por el suelo, aún podía verse algún hilo metálico retorcido que se había negado a salir.

Belisa Bartra

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Pau Anglada

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Peter Jojaio

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Adao Iturrusgarai

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El informe G

Pedro G. era una auténtica promesa de la política local. Dinámico, simpático y seductor sabía estar en su sitio. Era el mejor estudiante, el gran tiralevitas, el chico para todo, siempre en su coche de un lado para otro con su peinado hacia atrás. En el partido le apreciaban y valoraban su fidelidad y discreción. Conforme pasaban los años fue desarrollando además, para sorpresa de todos, una gran templanza, y ese carácter y aparato gestual que le podían hacer pasar perfectamente por la clase de persona que por alguna razón piensas que no te va a engañar nunca. Sólo le fallaban las paletas, las tenía separadas y algo torcidas, tal es así que sus enemigos le llamaban secretamente Sánchez Gordillo. En su etapa en las juventudes del Partido Popular no hubo problema, la única pega que encontraba su dentadura era que evitaban cuidadosamente colocarle detrás de los candidatos en los mítines. Pero llegado el momento de dar el salto al fango político, y ponderando su potencial como posible candidato a cualquier cosa, fue invitado entre blancas sonrisas a corregirse “un poquito lo de las paletas”, cosa a la que Pedro sorprendentemente se negó. Su novia, Concepción L., de los L. de toda la vida, se puso hecha una furia y le llamó Sánchez Gordillo, a lo que él respondió con una sonrisa de satisfacción, como si llevase tiempo esperando esas palabras. Obcecado como estaba en su postura, su caso (el informe G.), pasó por todos los despachos de los altos cargos y viajó incluso en la bolsa junto a las raquetas de paddle de algún destacado dirigente. Finalmente, y ante la certeza de que era el candidato ideal para la alcaldía de su ciudad, Pedro fue reclamado para una reunión del máximo nivel en la sede nacional del partido. Allí, rodeado de jerifaltes que le suplicaban que se arreglase las paletas mientras su prometida esperaba fuera taconeando su desazón, Pedro, mostrando una amplia sonrisa que enseñaba unas piezas dentales más separadas que nunca, declaró su hasta entonces oculta admiración por Sánchez Gordillo por el hecho de hacer política y estar en continua exposición pública con semejante dentición y, ajeno a los comentarios que volaron por la habitación acerca de que eso le venía que ni pintado a la imagen que quería proyectar el alcalde de Marinaleda, declaró con una palmada en la mesa que mientras Sánchez Gordillo sacara ese baile de paletas a pasear él haría lo propio, abandonando acto seguido la sala y pasando de largo ante su novia. En la sala de reuniones y en pleno ataque de histeria y desesperación, alguien pidió el teléfono de Diego Valderas (coordinador general de IU-CA), un hombre con altura de miras y abierto a cualquier tipo de negociación, según el parecer de todos.

Juanfran Molina

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Cristina Spanó

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Peter Jojaio

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2 Comments

  1. no lo publicaremos dice:

    Todos fuera menos Jojaio.

  2. Dario Vieira dice:

    Muy divertido los posts, especialmente el de ortodoncia.