EL ESTAFADOR #147: EL MENSAJE DE NAVIDAD DEL REY

19/12/2012

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editostafa

A solo dos días del fin del mundo, no se nos ha ocurrido nada más apropiado que terminar nuestra corta vida que haciendo un especial sobre EL MENSAJE DE NAVIDAD DEL REY. O lo que es lo mismo, el vacío. Ese mensaje precongelado que nos sirven sobre la mesa de la cena de Navidad año tras año, y que este año esperamos con expectación. Para quien no lo haya visto nunca les contamos que se trata de un discurso que da un señor ataviado con corbata y sentado en una silla que ostenta un cargo medieval, el de Rey, rodeado de un pesebre, una foto y un pedazo o dos de tela de colores que cuelgan de un palo. Este señor y su familia tienen una subvención vitalicia que pagamos todos, derivada del resultado de un conjunto de genes único en España. La expectación del mensaje de Navidad de este año se deriva de las actividades que este señor y su familia vienen desarrollando en los últimos tiempos, relacionados con el mundo de la matanza de animales y los supuestos tejemanejes de un yerno que tiene que se lió con el concepto de dinero público y sus gastos personales… Desde EL ESTAFADOR queremos solidarizarnos encarecidamente con el señor o señora que se ocupa este año de redactar el mensaje navideño del Rey. Un marrón en toda regla. O el Club de la comedia. Esten atentos a sus pantallas.

Javirroyo

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Javirroyo

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Javi Cejas

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Peter Jojaio

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Sistema de monos

M.C.D. también les desea merry krismas. http://grooveshark.com/#!/album/Les+Desea+Merry+Krismas/8514455

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Peter Jojaio

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Bárbara Alca

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Real decreto

En la víspera de Nochebuena, el Rey, quizá enfermo, quizá después de sacar la cuenta de los muchos años que llevaba y los pocos que tal vez le quedaban, decidió que ya era hora de cambiar. Si llegaba el fin del mundo, el suyo, —y encima resultaba que los cristianos tenían razón—, tendría que rendir cuentas allá arriba, (o peor aún, abajo, y ante esa posibilidad tembló); así que la mejor manera de redimirse antes de que llegara algún castigo era adelantarse limpiando su alma con buenas acciones. Pensó en dejar de cazar, pero considerando que ya no se hablaba mucho del tema, prefirió hacer la vista gorda (tan gorda como un elefante) y decidió que tenía que hacer algo grande, algo que conmoviera al mundo, algo que moviera cimientos. «Total», se dijo, «para lo que me queda en el convento…».

Con este espíritu dadivoso, en su mensaje de Navidad, después de una retahíla de curiosos agradecimientos, felicitaciones varias y divagaciones eternas, el Rey anunció: «…he decidido ser justo, este, y no otro, será mi regalo de Navidad. Para demostrar mi buena fe, decreto con efecto casi inmediato, es decir, a partir del primer día del año que está por comenzar, que el presupuesto mensual asignado a mi persona, será disfrutado por un residente del Reino. Durante cada mes la persona afortunada usará este dinero como mejor le parezca. Y así será hasta que cada ciudadano se haya beneficiado de esta oferta, o hasta agotar las existencias».

El monarca, seguro de haber ganado el cielo, se fue a dormir y, satisfecho, ignoró las mandíbulas desencajadas de sus súbditos. Al otro día, se levantó temprano para descubrir que ya no tenía corona: se había declarado una nueva república.

Belisa Bartra

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Tamayo

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Tyto Alba

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Los responsables de Imagen y Comunicación de la Corona lo tenían claro: había que darle un nuevo aire al discurso de Navidad de su Majestad. Algo moderno, quizás un toque de humor, referencias patrias pero sin olvidar el marco global. Después de un productivo brainstorming, decidieron emular la serie de Misión Imposible y/o los tebeos de Mortadelo y Filemón. ¿Cómo? Muy fácil: acabado el discurso, el Monarca leería sorprendido la siguiente frase: Este mensaje se autodestruirá en quince segundos. En ese momento, debería levantarse y salir corriendo del despacho antes de que una explosión de efectos especiales dejara al público pegado a sus asientos. El Rey sería campechano y socarrón. La gracieta lo reconciliaría con los súbditos disgustados y su imagen subiría como la espuma.

Pero, las cosas no salieron como estaban previstas. Quizás ese empeño en hacer creer que el primero de los ciudadanos se recuperaba como un jabato de cualquier intervención quirúrgica confundió a los guionistas y al mismo actor a la hora de rodar la escena de la huida. El Soberano acabó de leer el mensaje navideño, leyó la novedosa frase, lanzó el papel, saltó del sillón y al intentar correr, oyó el chasquido de la cadera, tropezó, calló y se fracturó varios huesos.

Ahí no quedó la cosa. Alguien olvidó enfatizar el detalle de que la explosión debía ser de atrezzo. Y no una explosión de verdad que voló por los aires medio palacio y a la casi totalidad de la Familia Real.

Aquella fue una curiosa Nochebuena.

Federico Montalbán

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JAB

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Diego Feijóo

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Javirroyo

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El Rey

Hoy, 14 de abril, se cumple el 10º aniversario de la proclamación de la 3ª República en España. La fecha no es del todo coincidente con la sucesión de los acontecimientos, pero a todos les pareció de lo más oportuna por su carga de simbolismo. Así pues, la Familia Real llevaba más de seis meses viviendo en su nuevo y pactado segundo plano el día que fueron llevados al Acto Simbólico. Al principio, algunas voces exigían su expulsión del país, retransmitida en directo como escenificación para la historia de ese paso en pos de la libertad. La cosa finalmente se calmó,  pero 25 partidos políticos, los sindicatos como representantes del sentir de la calle y 324 asociaciones de los más diversos ámbitos se pusieron en pie de guerra cuando Telecinco anunció su intención de invitar al ex–monarca como contertulio permanente a sus programas de debate. Desde el cambio de régimen, se decidió mantener como parodia el Mensaje Real de Nochebuena a cargo de un afamado humorista, el cual aparecía trajeado y con una cabeza de cartón que caricaturizaba la del rey saliente. El humorista imitaba y hacía escarnio del personaje entre referencias a la actualidad. Incrementó notablemente su prestigio e influencia social, y poco a poco fue incorporando modificaciones a su puesta en escena de Nochebuena, después del fútbol, el programa más visto todos los años. Sustituyó el traje por el uniforme militar del rey para acentuar la parodia, y año tras año fue añadiendo condecoraciones que investigaba por Internet, y otros elementos cuya autenticidad exigía a la productora: botas, espada, guantes, cinturón, botones, hebillas, etc. Se rumorea incluso que llegó a reunirse secretamente con frecuencia con el depuesto monarca para que le narrase anécdotas de la realeza y le enseñase a lucir adecuadamente la real indumentaria. Se negó a preparar los discursos con el equipo de guionistas habitual, y los mensajes fueron perdiendo ironía y humor; tiñéndose progresivamente de delirio, defensa de la tradición y críticas veladas al Sistema; siendo expuestos con una tensión que hacía tintinear las condecoraciones y humedecer de sudor la acartonada cabeza, sobre la que temblaba el último año una refulgente corona. Todos los que a su alrededor insinuaban algún cambio relevante en el desarrollo del Mensaje eran vetados y tarde o temprano perdían su puesto. Cuando la dirección de la cadena pública, fuertemente presionada, resolvió su cese, él se limitó a responder “nunca entenderéis nada, soy el Rey”.

Juanfran Molina

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Peter Jojaio

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JAB

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3 Comments

  1. Inma dice:

    Buenísimo!

  2. Manrique dice:

    Grandeeeeee !!

  3. Peter Jojaio dice:

    Se disputa seriamente el top 3 de los momentos menos democráticos del año.