EL ESTAFADOR #166: CASARSE

01/05/2013

Javi Cejas

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editostafa

Hoy, en el día de los trabajadores, desde el país con más paro de la Unión Europea, con un gobierno repleto de evasores fiscales entre las filas del partido del que salió, con un sistema financiero que va saliendo de la crisis gracias al dinero prestado por la mafia gobernante y robado al pueblo, con miles de familias desahuciadas de sus casas mientras miles de pisos permanecen vacíos, sin usar… Vamos nosotros y le dedicamos este número a: CASARSE. En fin… Somos así, inesperados y sorpresivos como una despedida de soltero sobrevenida.

Ah, y os presentamos a un dibujante que nos acompañará a partir de ahora, Pedro Strukelj y que esperamos os guste. también tenemos una sorpresa al final de este ESTAFADOR de hoy: Estafadores Junior haciendo un estafador sobre algunos temas calentitos como PROFESORES, CHULETAS, UNICORNIOS, POLÍTICOS u OLA K ASE. A disfrutar!

Javirroyo

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Javirroyo

Martín Tognola

Belisa Bartra

Números

Siempre he sabido que formo parte de algún número. Nací el veintidós del mes cinco de hace muchos años. Cuando nací fui la primera hija, la primera nieta, la primera niña, la número uno. Por supuesto llegaron después esos inevitables números dos, tres y cuatro a intentar quitarme el trono, pero eso es otra historia. Llegar al principio, a veces, te hace quedar al final.

Con el tiempo llegaron muchos otros números: el del documento de identificación, el de la biblioteca, el número de teléfono fijo y luego los consecutivos números de móvil. El número favorito, el número de cumpleaños, el número de amores, el número de amigos, el número de decepciones, el número de alegrías, el número de olvidos, de reencuentros, de verdades y de mentiras.

Todos somos un número, o lo que es lo mismo, una etiqueta; un poco de nada que necesita clasificación. Pero el número que en este momento me quita el sueño, junto a la inmensa cantidad de solicitudes fallidas, es el 6.202.700 al que pertenezco.

«Mi número favorito es el veintidós», le digo a mi hijo de seis años, «el mío es el infinito», me contesta él.

JAB

Martín Tognola

Belisa Bartra

Ricken

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Javi Cejas

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Tamayo

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Nomdenoia

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Bernat Solsona

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Can Kente

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Peter Jojaio

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Bárbara Alca

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Sistema de Monos

La primera canción que escuché de los Toy Dolls hablaba de una boda. Es «Davey’s took the plunge», del «Wakey wakey!», su mejor disco para mí. Es ésta: www.grooveshark.com/s/Daveys+Took+The+Plunge/24GWi0?src=5

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Rubio

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@sobresalpp# Sobres al PP

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Xavier Águeda

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Tamayo

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matrimonio, s. Estado o condición de una comunidad que se compone de un señor, una señora y dos esclavos, que, en total, suman dos personas. No hay nada más pernicioso que amar a la esposa como una favorita; se comporta con desvergüenza aquel que se enardece con un exceso de amor hacia su esposa; demasiado amor, o sea, el amor desenfrenado, la pasión, es lo que sienten los amantes fuera del matrimonio; un hombre razonable debe amar a su mujer con sensatez y no con pasión. En Irving, Texas, una mujer de 120 kilos mató deliberadamente a su marido sentándose encima de él durante una discusión. Realmente, como dice san Juan Crisóstomo, el matrimonio es una esclavitud, no sólo por los cuidados, inquietudes y enojos que proporciona, sino también porque los esposos tienen que estar sometidos el uno al otro; son cónyuges, o sea, unidos al mismo yugo. Desde la trinchera homosexual hay teóricos que no acaban de entender el empeño en poder casarse como los heterosexuales; el matrimonio es una institución disfuncional, dicen, si nos casamos acabaremos teniendo parejas aburridas y rutinarias. “El matrimonio supone ahora lo que ha supuesto siempre, mucho trabajo… No hay un camino sencillo a seguir, así que las parejas simplemente tienen que seguir trabajando”, una vez más, la palabra “matrimonio” apenas podía ser pronunciada sin suscitar el lenguaje de la mina, de la fábrica, de la oficina. Según el libro Guinnes de récords mundiales, el matrimonio registrado más largo del mundo duró ochenta y seis años, y fue el de sir Temulji Nariman y lady Nariman, que se casaron en 1853, cuando tenían 5 años. Ya lo sabes: cuando estés casada, jamás te enfrentarás con él, ni opondrás a su genio tu genio, y a su intransigencia la tuya; cuando se enfade, callarás, cuando grite, bajarás la cabeza sin replicar; cuando exija, cederás. En Estonia, los recién casados caminan ceremonialmente alrededor del borde circular de un lago que se encuentra en el interior de un cráter provocado por un meteorito que chocó contra la Tierra. En primer lugar, el matrimonio es un acuerdo económico, es como un seguro de vida ordinario; ahora bien, si uno se hace un seguro, lo paga en dólares y centavos y siempre tiene la libertad de rescindir los pagos; sin embargo, si la compensación de la mujer es un marido, ella lo paga con su nombre, su intimidad, su propio respeto, toda su vida; además, el seguro del matrimonio la condena a una larga vida de parasitismo, de completa inutilidad, tanto individual como social; de aquí que el lema de Dante sobre la puerta del infierno, se aplique con igual vigor al matrimonio: “Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza”. No os caséis, no os caséis, vámonos a tomar algo.

Federico Montalbán

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Pedro Strukelj

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Marc Fernández

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El Chaleco

Amancio sonríe mientras termina su café, recuerda los preparativos de la boda. Las negociaciones y estrategias de sus suegros a la hora de organizar las mesas para colocar convenientemente a sus numerosos invitados. Dios Santo, aquello parecía un auténtico tablero de ajedrez. En el fondo fueron momentos divertidos, qué duda cabe. O la elección del recinto destinado a lo que ellos llamaban catering (cómo se enfadaba la futura suegra cuando él pronunciaba palabras como convite o refresco; qué antiguo eres, exclamaba, tratando de apartar de su memoria esos términos reminiscentes de épocas sin pamelas ni estilistas).

Amancio reconoce que la idea de la tarta que bajaba del techo partió de su propia madre, mal que le pese. Ahí la suegra estuvo correcta, aunque se subiera por las paredes. Qué angustioso el recuerdo de alguien pronunciando sin sonrojo la palabra “limusina”, y qué alivio la mañana que un primo segundo se ofreció a llevarlos en su reluciente Mercedes 2530u. Todo esto después de que cayese en manos de las más altas esferas de la organización del enlace un presupuesto para llegar en helicóptero al lugar de la celebración (por fortuna desestimado por falta de condiciones para el aterrizaje) y de que sólo problemas de agenda impidieran que un coche de caballos lleno de tronío los sacara de la iglesia. Porque, claro, la ceremonia estaba prevista por el rito católico apostólico romano. Las bromas de mal gusto sobre curas y monjas, las observaciones mordaces sobre el Vaticano y aquel armazón ideológico anticlerical, tan visceral como documentado, habían sido ya demolidos mediante esa silenciosa labor de derribo a que la sociedad somete a las almas distraídas o indecisas en cuanto la juventud comienza a abandonarlas. Ahora Amancio recuerda, con cierto pesar, la poca gracia que a su novia le hizo la confesión de que no paraba de imaginarla con la falda al viento y el liguero al aire fustigando a los caballos: algo cambiaba, se escapaba, maduraba, se moría, se transformaba, se pudría.

Asistir a otras bodas se convirtió en algo habitual desde el anuncio de su compromiso, hecho que automáticamente le reportó decenas de parientes besucones. Bodas de uno y otro lado. Bodas de vecinos de alguien, de clientes, de proveedores, de hijos de compañeros de la mili, de familiares insospechados (que le llevaron a plantearse si no serían falsos), de amigos o hijos de amigos de alguien. Constituían verdaderas sesiones de espionaje y, en muchos casos, tentaciones casi insoportables de sabotaje. Eran objeto de milimétrico escrutinio, de burla, o de una envidia que enrojecía las caras a cambio de no traducirse en gritos y lamentos. Bolsos, complementos, tacones, sombreros, fijador. Bailes y karaokes improvisados. Momentos estelares en los que la gente ponía todo de su parte para divertirse y beber hasta el límite temporal de la barra libre. Horas y más horas asintiendo y sonriendo, sobando tópicos, conociendo gente. Sintiéndose observado y observando con los párpados cada vez más cargados de plomo.

Una semana antes del casamiento llegó el momento de probar los menús. Misión llevada a cabo por media familia sin casi respirar, evitando eructos sobre la línea. Los platos en cuestión fueron convenientemente fotografiados antes de hincarles el diente para prevenir malas jugadas, que ya se sabe. Se repitió y se opinó mientras se tragaba. La suegra y la madre sentaron sus respectivos traseros sobre el turbio recuerdo de ollas llenas de cocido y fiambreras de macarrones. Todo será maravilloso: mousse de morcilla. Cascada de chocolate. Un cortador de jamón impertérrito sirviendo pata negra mientras los señores quieran, igual que un soldado firme ante el féretro de alguien temido por todos; dejando esa picante sensación de poder dar órdenes a alguien aunque sólo sea un día en la vida. Discretas camareras sustraídas de una serie de la BBC. Elección de los vinos. Carnes temblando de emoción ante la tarta. Si no surge del techo, al menos que apaguen las luces y aparezca rodeada de bengalas, qué menos ¿Qué canción sonará? Eso por lo visto ha sido borrado de la memoria de Amancio, era demasiado duro. Un dato oculto incluso a este narrador, que creía conocer todos sus entresijos.

Hablando de canciones, Amancio deja un momento el periódico sobre sus rodillas al rememorar la que le iban a preparar sus amigos. No la llegó a conocer del todo, pero solo imaginarlos componiéndola le ponía el vello de punta. Lo que no sabe nadie es que tuvo que sobornarlos a base de bien para que abandonasen el plan, costeándoles citas y productos abiertamente ilegales la noche de la despedida. O lo del Político con mayúsculas. Durante semanas se habló en casa de sus suegros del político que vendría acompañado de su esposa. Estaba casi confirmada su presencia ¿Dónde sentarlo? En la mesa principal sería demasiado evidente, pero sin duda había que buscar una bien cerquita. Como estará la cosa en España, que en ningún momento supo a qué partido pertenecía. Solo era importante su posición.

Ahora, por fin, todo está tranquilo. Amancio se recuesta en el asiento de su avión a diez mil metros de altura, acariciando el bolsillo de ese chaleco color turquesa que le encandiló y que se lleva como recuerdo de un día tan señalado. La boda es mañana. Demasiado lejos para él.

Juanfran Molina

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Pedro Strukelj

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Javirroyo

Segunda Editostafa especial para presentar, ahora sí, un Estafador anexo, resultado de dos sesiones del taller de cómic que tuve la suerte de impartir con los alumnos del Institut Menéndez y Pelayo de Barcelona para alumnos de 1º y 2º curso de la ESO (12 a 14 años). Gracias mil a los profesores y promotores del taller (y nuestro apoyo a la enseñanza pública, libre, aconfesional e igualitaria). Encantado de la experiencia y alucinado con los resultados de tan sólo unas pocas horas de taller, donde hicimos una especie de «redacción improvisada» de EL ESTAFADOR para elegir los temas sobre los que querían dibujar. Aquí os dejo los temas (PROFESORES / CHULETAS / UNICORNIOS / POLÍTICOS / OLA K ASE ), y los cómics. Espero que los disfrutéis:

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PROFESORES

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CHULETAS

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UNICORNIOS

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POLÍTICOS

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OLA K ASE

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5 Comments

  1. Pilar dice:

    Muy bueno javier: el gobierno casado con el sistema…… esos venden hasta a su……. por…..

  2. emulador dice:

    de los mejores numeros de el estafador, despues de unos cuantos que me han parecido flojillos

  3. David dice:

    Felicidades por este espacio, cada semana conseguís sacarme unas buenas carcajadas ;D.

  4. Laura dice:

    ¡¡Genial!! Felicidades

  5. Sois unos artistas con muchísimo ingenio. Muchas gracias por este rato. Saludos