20/11/2013
Estén atentos a sus pantallas a partir de ahora. Porque estamos asistiendo a los primeros pasos de un nuevo capítulo de este culebrón de la crisis. Tímida recuperación, crecimiento leve, y sobre todo ajustes necesarios en pos del objetivo final de toda esta estrategia: eliminar los privilegios que nuestro precario estado de bienestar estaba dando a nuestra maltratada clase media. Vender lo poco que queda. Privatizar. Seguir el guión del capitalismo más agresivo para dejar dos clases: la clase business y la clase turista (que es pobre y consume).
Mientras tanto, queremos presentaros un nuevo autor que se suma a nuestro equipo: Hector Morejón con sus hilarantes fotomontajes. Esperamos lo disfruten a él y a todos. En este servicio público que lo es, EL ESTAFADOR.
Javirroyo
La feliz desaparición de la clase media (pequeño ejercicio de política ficción)
Se la llame como se la llame, clase media, consumidores, ciudadanía, rebaño, la masa de gente que se sitúa en la zona media entre el poder y la exclusión lleva jugando el mismo doble papel desde hace siglos: por un lado son el sostén necesario del sistema capitalista (consumen, votan, callan y otorgan) y, por otro, frenan los distintos movimientos realmente revolucionarios (con ayuda de instituciones medias como los partidos políticos o sindicatos). Pero para que este doble papel se mantuviera, era necesario un continuo control social. Este control social fue inestable durante décadas. Exigía unos gastos de energía descomunales y el error estaba siempre a la vuelta de la esquina. Hasta que se desarrollaron las llamadas Técnicas Pormenorizadas de Reproducción Social Media y Moderada. Se evitó la presencia de vocales en el acrónimo para dificultar su difusión a la opinión pública.
Estas técnicas se basaban en ordenar el cerebro de forma tal que pensamientos y actos eran consecuentes con el deseo del Capital. Las clases medias, donde se desarrollaron estas técnicas, crecieron con caminos cerebrales bien trazados, todo asfaltado y señalizado, orden neuronal estricto. Pero la especialización lleva la semilla de su destrucción en el interior. Los expertísimos en Control Social olvidaron algo tan básico como que el ingente gasto de energía precisado para sus estratagemas devolvía al ambiente grandes dosis de energía desordenada. La entropía no se somete a las leyes del mercado. Y, tarde o temprano, reclama lo que es suyo.
Así, un buen día, todas las matemáticas sociales se vinieron abajo. Podríamos decir que se produjo algo así como una singularidad revolucionaria. El desorden se desató y la fiesta vino para quedarse.
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Cuando veo un joven arrodillado en la calle, con un cartelito de carton plastificado pidiendo una «alludica pa come» le digo que se levante, que entre en el banco que tiene detras y lo robe.
Morira de una paliza policial o de un chirlazo en la carcel pero no morira de miseria como una rata en un vertedero, fuera de la vista del banquero, sin afear el bulevar bajo las ventanas de su duplex con su presencia.
Encima de miserables, cobardes.
Si no teneis nada salvo hambre y miseria ¿que coño teneis que perder?
No pidais. ¡Tomad lo que es vuestro por derecho y morid por el derecho de vuestros hijos a tener algun futuro!
¿Daros una limosna par aque coman vuetros hijos? ¿Para que? ¿Para que mañana se arrodillen en la calle con un carton plastificado?
Si no estais dispuestos a morir por ellos, ¡Matadlos! les hareis un favor.
Si seguis arrodillados solo mereceis estar ahi y morir de hambre, no compartire mi pobreza con vuestra miseria si no vais a luchar.
Solo compartire la muerte en la barricada si os revelais.
Si no, solo teneis lo que mereceis.
No me pidais nada.
Mucha calidad del humor. Un clase medio.-