27/11/2013
Ahora mismo, en un mundo paralelo al nuestro, España sale de la recesión y va dando signos de mejoría. Algunos signos de mejoría. En otros mundos paralelos, algunos miles de niños en España pasan hambre o no reciben la alimentación adecuada. En otro mundo paralelo, los bancos siguen dando beneficios. Los mismos a los que había que rescatar. Y en otro mundo paralelo, tal día como hoy nacían, en 1940, Bruce Lee, y en 1942, Jimi Hendrix, inaugurando a fecha de hoy, en 2.013, una nueva sección de la mano de Hector Morejón llamada Hmérides, donde interpreta efemérides que ocurren tal día como hoy. O ocurrirán en el siguiente Estafador, que sucederá en otro mundo paralelo de aquí en una semana. O puede que esté ocurriendo ahora mismo. Léannos. No importa si su mundo es paralelo al nuestro.
Javilelo
Mundos
«Tengo hambre», piensa la mujer, pero decide aguantarse para conseguir su objetivo. Espera a que el tumulto de gente le haga un hueco y se cuela hasta la barrera que han formado los policías de la escolta real.
—¡Su majestad! —levanta la voz cuando la bonita figura de la princesa se hace visible a lo lejos. Ella, magnánima, decide acercarse ante la sorpresa de todos, que si el protocolo, que si esto que si lo otro. ¿Era esto lo que tenía que hacer? Suspira para sus adentros, porque para afuera no queda bien.
La princesa levanta la delgadísima mano derecha y saluda, encaja una sonrisa muy leve en la boca. Se detiene y parece que escucha. Mira a los ojos de la mujer que le habla, esta le devuelve la mirada. Por un momento —un par de segundos a lo sumo— apenas hay una mirada, un sólo mundo; pero el instante se disuelve y la mujer toma impulso: pide ayuda, le explica que no tiene nada aunque por momentos lo pierde todo, que sus tres hijos, que su casa, que para ella ese poquito de nada es todo. Para las princesas todo es nada.
«Tengo hambre», piensa la princesa, pero decide aguantarse para conseguir su objetivo. Espera a que la mujer a su lado termine de decir algo, mira a las cámaras y sale de escena, espigada, estilizada y delgada.
Hmérides, por Hector Morejón
La Ley de Seguridad Ciudadana que se está tramando en ese mundo paralelo que es la democracia pretende castigar duramente la distribución de imágenes de policías, por ejemplo, dando de hostias a la gente. Pero nadie está hablando de que no se les pueda dibujar. No me extraña. Los que mandan no tienen ningún sentido artístico. Aunque tampoco tienen ningún sentido.
Autobiografía de un universo (incluye moraleja final)
Sucedió más o menos como sigue. Ya estaba colocado. Es posible que también algo borracho. De lo bueno nunca hay suficiente. Lié otro porro. Como un niño que pasa mesa por mesa en un banquete repelando las copas de los adultos, apuré los restos de marihuana que me quedaban en un par de escondrijos. Ahora sé que se me fue la mano pero que nadie vea un juicio de moral donde solo hay una constatación. Llegué a la cama en buenas condiciones, abrí el libro y el mundo se quebró. Big Crunch. Crunch en los ojos, en la frente, en el estómago, en las rodillas. Me enterré bajo la almohada buscando refugio. Diría, con la claridad que da la distancia, que el mareo de mil demonios que tenía no era una consecuencia física o médica de la hierba, era una consecuencia indeseable de la contracción final y la consiguiente expansión primaria, original en el sentido estricto de la palabra. Me estaba convirtiendo en el Universo y eso, evidentemente, causa algunas molestias.
Desde un punto de vista socrático, no estamos solos ni estando solos. Sean cuales sean nuestros pensamientos o actos, debemos responder por ellos antes esa voz que está en nuestra cabeza, una presencia a la que el griego llamó conciencia. Yo conversaba mucho con mi conciencia. Hasta esa noche la escuchaba como una voz estructurada, clara. Pero entonces, descubrí el murmullo de fondo. Una especie de masa sonora amorfa, polítona, caótica. Un ruido primario, microondas que hablan del Big Bang. De repente, me vi encerrado en una celda acolchada de circunvoluciones cerebrales, me vi en mi totalidad, pequeño como un muñeco. Y grité, como una escena cualquiera en la que el protagonista mira hacia arriba y suplica desgañitándose. En respuesta a mi grito, la fuerza antigravitatoria fue apagada. Se precipitó el colapso. Se inició la expansión.
Desconozco lo que sucedió con lo que llamo el Mundo de Partida. Mi anterior cuerpo podría estar bajo tierra, todavía en la cama, en un hospital cagando en una bolsa pero bien atendido por atractivas enfermeras. Da igual porque todo eso no es ni el pasado, es algo irrelevante. Ahora vivo en todas partes, veo lo minúsculo y lo inconmensurable. Fluyo en todas direcciones. Mi conciencia es infinita. Hago esculturas con el tiempo. Me limpio el culo con la causalidad.
Sólo me resta una cosa por decir: Niños y niñas, no roñoseéis con las drogas, vuestro universo os espera.
Mundos paralelos: hipótesis
Se comenta que los mundos paralelos podrían estar unidos por hilos de los que van colgando las grandes mentiras que nadie sería capaz de imaginar; esas que han baldosado con firmeza sus respectivas historias. Está confirmado, además, que en ninguno ha triunfado la revolución.
Todos ellos acaban superpoblados y afligidos, apelando al consumo y el sacrificio mientras experimentan a la vez una inexplicable nostalgia por el de al lado. Acaso porque, llegado cierto momento, solo son capaces de recordar con amor lo no vivido.
Los mundos paralelos se sienten atenazados por la influencia, recíproca e involuntaria, que tienen en el devenir de los otros. Es como una especie de sinestesia. Hasta los sueños que se generan en uno llega una parte de la amargura de la realidad de otro, como un suave y persistente oleaje, y así sucesiva y orbicularmente. De ahí que se rumoree que cabría la posibilidad de que se espiasen inconscientemente por mor de una curiosidad ancestral e irracional. Según los programas nocturnos de televisión eres tú, si tú. Cuando sueñas cosas raras es que estás husmeando en un mundo paralelo. Así de simple. De ahí que en ocasiones se cuelen en la memoria del otro, por eso, a veces, recordamos haber estado donde nunca hemos pisado. U olvidamos trozos de tiempo vividos días atrás. Según afirma la secta de los Corazones de la Verdad, es posible que, finalmente, unos broten de otros, de tanto soñar e imaginar; y que en este juego de espejos y escapadas cada uno acabemos teniendo el nuestro y viajando dentro de él. Volando sin rozar el suelo del supermercado.
Así, los mundos paralelos van dejando señales en los demás, pequeñas muescas; realizando breves incursiones que ponen en entredicho esa cualidad paralela, pero nadie está en posición de demostrarlo. Todos avanzan pedaleando sin tocarse, silentes dentro de su infierno, a distinto ritmo, consciente o inconscientemente, circulando en la misma inexorable dirección. Van todos caminado por la misma acera. A lo mejor, hasta hay uno que destaca con una flor en el ojal y un traje milrayas al que todos siguen con disimulo.
Con todo, los mundos paralelos son una verdad como un sol de grande aún por demostrar. Una leyenda en la que a veces nos recostamos cuando conseguimos estar en silencio; capaz de alimentar nuestra febril necesidad de trascender este agujero y escapar, de huir hacia delante. Siempre. Porque, créeme, puede ser que caigas de un mundo a otro el día que mueras. Entonces a lo mejor es que no has muerto. Quizá se trate de un movimiento circular, por el que unos mundos van recogiendo los muertos de otro, reactivándolos en un continuo regurgitar.
Hmérides, por Hector Morejón
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muy buenos, muy buenos todos. Os merecéis un premio, pero yo creo que no hay inteligencia en el pais paralelo.
se os están acabando los temas eh?
jajaja ¿Qué dices? Nos faltan Estafadores para tanto tema… Es un no parar!
Muy buenas, todas sus ediciones!! =) los leo desde Puebla, México !!