LA ESPITA DE GAS: Fontaneros.

16/07/2014

a. En el prólogo a «La ideología alemana», Marx, hablando sobre los filósofos idealistas, dice: «Los productos de su cabeza se han emancipado de su autoridad. Los creadores se han humillado ante sus criaturas». Más tarde, se usará esta cita en otro contexto.

b. En el argot político, fontanero es aquel que se encarga de las cloacas del partido. Cloaca no es una palabra inocente ya que toda organización vertical, y en especial los partidos políticos, están llenas de residuos, aguas fecales y demás porquería.

Extensión de a. «Todos los seres humanos fueron anarquistas hace diez mil años» (Harold B. Barclay). Entonces llegó el intercambio. Para poder trocar una gallina por unas mazorcas de maíz se hacía necesario abstraer una y otras en una sustancia común que permitiera compararlas y, por lo tanto, intercambiarlas. Con el paso del tiempo, dicha abstracción se concretó en el oro que pasó a ser el patrón con el que medir los intercambios. Después, fue el dinero. En este proceso se vio involucrada la persona cuya mano de obra se abstrajo también y se convirtió en dinero pudiendo comprarse como una mercancía más. Y no solo eso. Hace diez mil años, la persona era dueña de su trabajo. Con el Capitalismo no es así. Lo que trabajas, lo que produces, sean tornillos o clases de matemáticas, se te enajena, te es robado y pasa a la mercancía que has creado. Aparece así el fetichismo de la mercancía por el cual la mercancía cobra vida a costa de quitarnos la nuestra. La mercancía acabó emancipándose de sus creadores que se han humillado ante su criatura.

Variación de b. No solo los trabajadores están alienados. Los poderosos también lo están pues se han convertido en servidores de la mercancía. La Economía se ha automatizado y ahora va por ahí haciendo y deshaciendo a su antojo. La humanidad se divide en víctimas de la mercancía y servidores de la misma. Estos servidores podrán tener mucho dinero y poder pero tienen los brazos hundidos en la fosa séptica hasta la altura del hombro. Y se hunden más en la mierda cada vez que recortan derechos, despiden, chantajean a los trabajadores o a los gobiernos, deciden el futuro de la humanidad en función del automatismo impuesto por la mercancía.

Coda. Según los franceses de Tiqqun somos responsables de un mundo que no hemos construido. Aquí se marca la línea divisoria entre víctimas de la mercancía y servidores de la misma, aunque estemos igual de enajenados. No es lo mismo el trepa, el jefecillo de recursos humanos que putea todo lo que puede al personal, el político que gobierna al dictado del mercado que la trabajadora explotada que hace lo que puede por cambiar la situación. Y, al final, la cosa no es tan fatalista, la decisión de dónde estar, la responsabilidad que asumimos ante este mundo que no hemos creado, es cosa de cada cual.

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