17/02/2021
Santiago Abascal arropa a sus hijos y les da un besito de buenas noches a cada uno. Después cierra la luz y se queda un rato observándolos apoyado en el quicio de la puerta con el corazón lleno de amor. Cuando crezcan se sentirán orgullosos de su padre. ¡Once escaños en Catalunya, un equipo de fútbol completo en la Generalitat dispuesto a defender la unidad y la gloria de la nación española! Santiago entra en la cocina y baja un poco la calefacción, ya en su dormitorio se quita la bata de seda con ribetes de la bandera de España y entra en la cama donde su mujer lo recibe con un abrazo que se convierte en pasión. Media hora más tarde duerme satisfecho.
La postura es tremendamente incomoda. Ruido, frío y temblores. De pronto unos gritos. Perros que ladran. Miedo. Un hombre fornido le grita en un idioma que no entiende y lo empuja para que salga de debajo del camión donde está escondido. Escapa. Corre por calles que no conoce. Trata de explicarse: “Soy Santiago, tengo hambre y sed”. Todos lo rehúyen. Se mira en el reflejo de un escaparate, su cuerpo es el de un adolescente y su piel es oscura.
Santiago llora. Duerme en un rincón. Suspira por sus padres. El hambre puede con él. Trata de robar y lo pillan. Intenta explicarle a la policía que él no es un ladrón, pero nadie entiende su idioma. Lo inmovilizan. Grita en un cuartelillo “¡Soy Santiago Abascal el líder de Vox!”. A un oficial se le hinchan las narices y le mete un par de hostias bien dadas. Radiografía mandibular, análisis de sangre, huellas dactilares y fotos. Ducha, ropa limpia y algo de comida. Piensa que le van a ayudar, pero lo empujan dentro de una furgoneta y cierran las puertas. Pasan las horas. Calor. Mucho calor. Abren las puertas y lo dejan en una calle sin asfaltar, llena de gente, coches, ruido. Otro guardia le dice: Bienvenido de nuevo a tu país.
Santiago despierta empapado en sudor. Las peores pesadillas son las que traicionan tus sueños. Mira a su mujer, escucha el motor de la nevera, el runrún de la calefacción, respira profundo. Se dice a sí mismo: “Once escaños. Un equipo de fútbol. ¡Vamos bien!”.
Etiquetas: #elreydelmambo, #textos, humor, ultraderecha, vox
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