EL PERRITO DEL REY Y DOS CUENTOS RETRASADOS

27/10/2021

EL PERRITO DEL REY

 

Palacio de la Zarzuela, tres de la mañana, el Rey despierta a su madre.

—¡Mamá, mamá!

—¿Qué ocurre hijo?

—No puedo dormir.

—¿Y eso?

—Llevo toda la noche pensando que quiero comprarme un perrito.

—¿Otra vez? Ya sabes que a tu esposa no le gustan ni los gatos ni los perros.

—Lo sé. Pero he pensado que podría tenerlo en secreto.

—¿Ya no recuerdas lo que paso con Pushkin? Lo abandonó en los jardines de palacio y se lo comieron los jabalíes.

—Mamá…, no me lo recuerdes.

—Ya viste como trata al perro que le regalaste a tu hija.

—Sí. Lo encierra en el sótano y le da de beber agua del grifo. ¡Ecs!

—Te casaste con la chica equivocada.

—Tú tampoco acertaste con tu matrimonio.

—¡Cállate! Tu mujer hubiera sido la chica perfecta para alguien como tu padre. Tú tenías que haberte casado con alguien distinto, alguien como…, como…

—¿Cómo tú?

Hay un silencio incómodo. Una lechuza fantasmal ulula al otro lado de la ventana.

—¿Para qué quieres un perro?

—No sé, soy el Rey pero no me siento el Rey. A un perrito podré darle órdenes y me obedecerá. Me dará un poco de confianza en mí mismo.

—Cariño, es muy tarde, lo pensamos mañana, ¿Vale?

—¡Vale! ¿Puedo dormir contigo?

—Hombre…

—Por favor.

El Rey entra en la cama y se acurruca detrás de su madre haciendo cucharilla.

—¿Mamá?

—Dime, mi pequeño cervatillo.

—¿Sabes como llamaré al perrito?

—No.

—Stalin.

 

by Lluís Segura.

 

 

¡APOCALIPSIS YA!

 

El vicepresidente de WhatsApp Andrew Bosworth entra en el despacho del presidente Mark Zuckerberg.

—Mark, tenemos un problemón. ¡Se ha caído WhatsApp!

—¿Y tienes que entrar sin llamar?

—Lo siento, pero es que nadie puede mandar mensajes, está todo bloqueado, en todos los países.

—Andrew ahora estoy ocupado… Si acaso hablamos más tarde.

—Las acciones caen en picado, todo el mundo se va a Telegram, es el fin.

—Está bien, lo confieso, pulsé el botón rojo.

—¿Cómo? ¿Pulsó el botón rojo? ¿El que reservamos por si había que desconectarlo todo? ¿Por si venían los de WikiLeaks?

—Sí, lo pulsé. ¿Qué pasa soy el presidente, no?

—¿Por qué hizo eso?

—Me equivoqué.

—Es evidente que se equivocó, no debería haberlo pulsado nunca.

—No me refiero al botón, me refiero a esa chica que conocí en la cafetería que hay en la esquina.

—¿Qué pasó?

—Me precipité y le envié un WhatsApp en el que le decía que me gustaba. Si lo ve estoy perdido, así que lo apagué todo.

—¡Qué dice! Solo tenía que borrar el mensaje, esa función fue aprobada en el 2017.

—¡Sí, claro! ¡Muy listo! Y luego sale el mensaje ese de “eliminaste este mensaje” y quedas como un tontito.

—Ya le dijimos en el último comité que había que quitarlo.

—¡Cállese!

Hay un silencio entre los dos magnates.

—Estaba atrapado Andrew, sé que lo entiendes.

—Lo entiendo, pero deberíamos volver a conectarlo todo.

—Lo sé. Dame unas horas.

—Está bien.

Andrew pone la mano en el hombro de Mark que suspira apesadumbrado.

—Ánimo. Este año todo saldrá bien.

—Sí, eso espero…

 

By Lluís Segura.

 

 

NOCHE SALVAJE.

 

Barra de una discoteca a las 4 de la mañana. Un tipo se acerca a una chica.

—Hola guapa, ¿estudias o trabajas?

— Trabajo.

—¿Y a qué te dedicas?

—Soy suicida.

—¿Suicida?

—Sí, suicida profesional.

—¿Cuánto hace que te dedicas a eso?

—Casi toda la vida.

—¿Y te da para vivir?

—¡Claro! No me puedo quejar. Soy funcionaria, sin plaza fija, me paso todo el día  en un sitio terrible haciendo algo que no me gusta. Vivo con mi marido en un piso de 50 m2, es una persona tóxica sin trabajo que me repugna. Tenemos dos hijos. El primero lo tuvimos para tratar de salvar nuestro matrimonio, y el segundo llegó así, sin más. Son dos ninis maleducados que viven con nosotros.  Algunas noches me vengo aquí a fumar, a beber y a drogarme y cuando estoy completamente colocada, me acuesto con algún desconocido que no quiere nada más que un polvo de una noche. ¿Y tú? ¿Estudias o trabajas?

 

by Lluís Segura.

 

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