LOS ULTRAHOMBRES

01/03/2022

BY LLUÍS SEGURA

 

Cuando veo a los jefes de estado de las grandes superpotencias en las noticias me doy cuenta de que soy un infrahombre. Ellos son ultrahombres capaces de dirigir naciones y manejar asuntos de una envergadura bestial de los que dependen las vidas de millones de personas. Yo sería incapaz. Supongo (aunque no estoy del todo seguro) que son seres humanos como yo y comen, hacen caca, se rascan, pero por ejemplo no entiendo como duermen. A mí por la noche me asaltan las dudas de mis problemas cotidianos, cositas como el llegar a fin de mes, encontrar una cuidadora para mi madre o si queda pan sin gluten para desayunar… Ellos que organizan ejércitos, compran armas y toman la decisión de utilizarlas para conquistar países, ¿cómo hacen para dormir? ¿Qué toman?  En serio, tengo amigos que tienen crisis de ansiedad porque han tenido que despedir a un trabajador. ¡Imagínate la crisis de ansiedad que puedes tener si de ti depende que empiece una guerra! Llegas a casa y le dices a tu mujer: —Cariño, me preparas una tilita que acabo de iniciar la Tercera Guerra Mundial.

Después de darle vueltas creo que hay tres cosas que me diferencian de ellos:

Una: Los ultra hombres no son tan sensibles como yo. Obvio. No se puede ser un líder y tener el corazón blando.

Dos: Tienen vocación. ¿Quién querría semejante responsabilidad? ¿En qué momento te dices a ti mismo, joder, quiero ser jefe de estado? ¿Cuánto hay que desearlo para conseguirlo?

Tres: Son testarudos. Para llegar a donde han llegado tuvieron que picar mucha piedra. No pueden cambiar de opinión ni de bando ni de religión. Yo, a la primera de cambio, escucho el otro punto de vista y me da por ceder.

En fin, los países están gobernados por testarudos insensibles con una vocación obsesiva de poder, inquebrantables e inamovibles. ¡Genial! Ultrahombres alejados de la humanidad y de la realidad que no tienen nada que ver con los ciudadanos de a pie; capaces, entre otras cosas, de dormir aunque hayan decidido que empiece la guerra.

 

BY LLUÍS SEGURA

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