CÓMO SOBREVIVIR A UNA CENA DE EMPRESA

12/12/2022

Una cena de empresa, un tour de force entre tu espíritu festivo y tu posición laboral. ¡Ahí es nada! El camarero te dice si quieres más vino. Vino pagado por la empresa. ¡Menuda tentación! Y levantas la mano para decir basta y de tu boca sale: llénela hasta que rebose. Después de años suspirando por la chica (o el chico) de cuentas, ahora está delante de ti, borracha como una cuba, con esa cara con la que sonríen las personas que no ven, y encima suena Paquito el chocolatero. Te retiras dando tumbos y tu jefe se sienta a tu lado y te pregunta: ¿Usted cree que tendría que despedir a mi hermano?

¿Cómo salir airoso de todo eso?

A las cenas de empresa hay que ir comido y masturbado. Sin hambre, vamos. Lo más relajados posible. En la comida hay que beber dos copas. Dos, para que no digan que eres un rancio, tengas la mirada brillante y nadie sospeche de tus estrategias. Ni una más.

Escucha y escucha todo lo que te digan y afirma con la cabeza mientras dices “¡mmmm!” y “¡aha!”. No preguntes ni maldigas, no hables ni bien ni mal de nadie. Cuando recibas el regalo del amigo invisible interpreta un agradecimiento efusivo-moderado (ensayado en casa) para que no crean que eres desagradecido o un cínico. Bajo ningún concepto te bebas un chupito (siempre hay alguien dispuesto a tomarse dos).

A las copas tienes que ir. No eres ni rancio ni viejo. Además, tienes que ver quién hace el ridículo para comentarlo el próximo día en la oficina. Bebe una copa tras otra de gintonics falsos (agua con gas y una rodaja de limón). Si te invitan, mójate los labios, mueve la epiglotis en movimientos espasmódicos, pero no tragues líquido, más tarde abandona la copa cuando se despisten. Si te ofrecen drogas di que sí, claro. No eres ni rancio ni viejo, pero en lugar de esnifar, sopla hacía afuera, nadie se dará cuenta.

Si tu jefe te habla, diga lo que diga, contéstale: “Gracias, estoy muy agradecido”. Nunca lo abraces, con unos golpecitos en el brazo es suficiente. Baila poco y si alguien se interesa por tu cuerpo serrano, entonces baila menos. Cuando la fiesta esté en su punto máximo utiliza la técnica ancestral de la despedida a la francesa: Haces moonwalking mientras dices “hola, qué tal” a todo el mundo. Todos (borrachos ya) pensarán que te estás introduciendo cada vez más en la fiesta, mientras te alejas hacía la puerta y sales corriendo hacía tu libertad social y piensas todo lo que harás con tu paga extra.

by Lluís Segura