EL ESTAFADOR #194: FARMACÉUTICAS

22/01/2014

Como parece que todo va bien y la economía va mejor aún y ya nadie pasa hambre, os vamos a regalar hoy un consejo que no se paga con dinero: Si eres joven y te estás planteando labrarte un futuro próspero, te proponemos tres carreras profesionales que te llevarán al éxito profesional y, seguramente (con unas pequeñas habilidades básicas por tu parte) al éxito personal también:

1. Comercial farmacéutico.

2. Comercial de la industria armamentística.

3. Sexador de pollos.

Como de las tres salidas no podíamos hacer un número de EL ESTAFADOR porque nos hubiera quedado muy largo nos hemos centrado en la primera. Donde se investiga solo en pos de eliminar el dolor en el planeta Tierra y el dinero queda en un segundo plano. Señoras y señores, ante ustedes, un número casi tan terrorista como la industria farmacéutica. No apto para hipocondríacos.

La buena noticia es que se une a nosotros un activista gráfico, Artsenal, que se lo pueden tomar cuantas veces quieran y no tiene contraindicaciones algunas. ¡A disfrutar!

Javicetamol

Javirroyo

Roberto Masso

Javirroyo

Javi Cejas

Pau Anglada

Iñaki San Miguel

Federico Montalbán

Tengo desvenlafaxina, sulpirida y lorazepam. Los tiempos del escilatopram quedaron atrás. Me hago mayor. Tengo tres pastillas. Una es verde manzana moribunda, los químicos le han usurpado el coeficiente de rozamiento y se cuela ansiosa por mi garganta, apenas debo esforzarme en tragar. Me sana de extrañas palabras como “algia” y rebajaría mi tensión premenstrual si la tuviera. Otra es naranja ladrillo, terracota con prescripción médica, provoca sequedad de boca en el 18% de los pacientes tratados. Debo, por tanto, ser cuidadoso con mi higiene bucal o caries como cuervos anidarán en mis dientes entre mentiras y gusanos varios. La última es blanca, trocito de hielo, promete sueños y pérdidas de memoria si no la uso bien. Tengo un amigo en el bolsillo. Espero paciente a que acabe de preparar la marmita que dará alas a los afortunados, la luz en sus entrañas. Mi amigo y yo somos vengativos y tenemos muchas cuentas pendientes. Tengo un muro y una pregunta: Is there anybody out there? Cada amanecer me trae un rosario de cuentas rojas, mi tributo al nuevo día. Tengo miedos que tienen otros miedos, miedos que me arropan de noche cuando me voy a la cama y me tienen listo el desayuno cuando por fin me despierto. Tengo una lista interminable de culpables en la que, a pesar de las farmacéuticas, no encuentro mi nombre. Tengo desconocidos que me estrechan la mano y me ofrecen drogas desde sus sillones giratorios. Tengo consignas que yo mismo he escrito en mi pecho: Shine on you crazy diamond. Tengo un gran agujero en el culo y el criterio de un experto seleccionando objetos cortantes. Tengo carencia de metáforas que me tratan con medicamentos. Tengo frío en invierno y calor en verano porque, más te valdría aceptarlo, soy como tú. Tengo a buen recaudo el cadáver del policía que vivía en mi interior. Señor juez: lo maté con mis propias manos pero, ¿no lo ve? soy inocente como un niño de cuna, esfínteres descontrolados, atiborrado de leche edípica, agarrado a un pezón en esfuerzo tardío por salvar la vida. Tengo un cuenco con caldo de pescado en el que chapoteo cuando nadie me mira. Tengo heridas pendientes, aunque, si me dais un momento… hala, una menos. Sigamos. Tengo un sabor ocre en la boca, un crujido en los oídos y varios motivos para no continuar. Tengo la gracia de encontrar cristales rotos allá donde mire. Tengo arrugas recientes llenas de grafito. Podría contarte cómo hacerlo. Dealer de dolor. Tengo un rincón del alma efervescente como una pastilla de un gramo de paracetamol. Tengo comida china en la nevera y subfusiles debajo de la almohada. Tengo la mirada torva, esquiva, desorientada, lastimera, desquiciada, perdida, llena de furia. Tengo maneras de alimaña y piel de gallina. Tengo todas las recetas que necesito. Open your heart, I´m coming home.

Álvaro Gastmans