EN LA OSCURIDAD

28/06/2021

by Lluís Segura

Las bestias mitad robot mitad ameba le habían localizado con su rayo láser de visión juzgadora. Le perseguían para asfixiarlo con sus tentáculos y alimentarse de su miedo. Gracias a Dios había encontrado un escondite donde estaba a salvo.

Era un lugar oscuro, rancio, casi sin aire, tan estrecho que solo podía permanecer de pie. A su alrededor, colgaban algunos cuerpos pesados, inertes que lo envolvían con su tacto de lana o franela, eran sus únicos compañeros.

Allí, en ese escondite, las bestias ni siquiera podían olerlo, aunque él sí que las escuchaba husmeando, salivando, emitiendo burlas y gruñidos mientras trataban de localizarlo.

¿Cuánto tiempo llevaba allí escondido? Ni siquiera sabía si era de día o de noche. Empezó a sentir que aquella existencia era peor que enfrentarse a sus enemigos. ¿Por qué no podía vivir con total libertad? ¿Por qué tenía que vivir escondido como una alimaña? Seguro que no era el único al que perseguían. Tenía que unirse a la resistencia,  enfrentarse a aquellos bichos y borrarlos de la faz de la Tierra. Si aquellos engendros se alimentaban de su miedo, lo mejor sería, sin duda, perderles el miedo.

Hinchó el pecho, apretó los puños, levantó una de sus piernas y de una patada abrió las puertas del escondite. La luz del sol lo cegó, el aire del exterior le llenó los pulmones. Dio un paso adelante con los ojos llenos de lágrimas. Lo había conseguido, estaba listo para luchar, acababa de salir del armario.

 

by Lluís Segura

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